miércoles, 14 de abril de 2010

Los Roques, la Venezuela divina

Siempre había soñado en saber qué se siente rodeada de arena blanca y aguas turquesa, como en esas publicidades de las agencias de viajes. Llegamos un Lunes 5 de Abril 2o10 y ya des del avión el arquipielago parecía una acuarela...bueno, por lo poco que miré de reojo pues íbamos en un avión más bien pequeño y de "alegres movimientos".

La isla de Gran Roque centra toda la actividad comercial y los asuntos del Sueño. Casitas de colores más bien bajitas bordean las calles de arena por la que a los dos días aprendes que es mejor caminar descalzo. Turistas van, turistas vienen y algunos, como Edu, descubren que hay Wifi en la plaza principal, el de la Farmacia. En la panadería comíamos panecillos rellenos de jamón dulce por 8 bolivares, o una barra de pan enorme muy muy rellena de queso y jamón por 20BsF. La Baguette típica és como las de aquí cuando se humedecen, muy gomática, pero al serlo adrede hasta le queda bien.

Durmimos un par de noches en la Posada de Bora la Mar, regentada por una mujer que a pesar de llevar 42 años en Venezuela, mantiene el catalan de dónde procede muy fresco. Vistas agradables, amaneceres con el cachondeo de las Gaviotas Reidoras y noches de cena con velas, pescado fresco y un delicioso "arròs a banda". Para contrastar, hicimos una noche salvaje, en Crasquí de acampada. En la segunda isla principal, las amenidades son mínimas. Al ser despues de semana santa estaba muy vacía y se hizo más emocionante al llegar las primeras lluvias. Cenamos dentro de la tienda de campaña ("Carpa") que habíamos alquilado, pan, una lata de sardinas, otra de arroz con pollo...y pasamos la noche bien custodiados por Caballero, un perro anciano paticojo al que le sobraba energia para perseguir pájaros y marcar territorio (nuestra tienda) frente a los suyos.
También hicimos snorqueling y buceo, però eso merece un escrito a parte, si encuentro palabras.
Parecía el paraíso...arenas coralinas a nuestros pies, por momentos finas como maicena, a veces granuladas y algo rojizas por los corales. Paraiso, paraiso...y sin ningun resort, sin el ruido de vendedores ambulantes, vírgen.
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